miércoles, 4 de enero de 2017

Entrenando para espías





El ALFABETO. Lo misterioso y secreto resulta atractivo a los niños, así que aprenderán el alfabeto enseguida con tal de cifrar y descifrar mensajes. Parece complejo porque he incluido los dibujos, pero es muy fácil de entender si vais escribiendo en la pizarra el proceso a medida que leéis, solo se trata de sustituir unas letras por otras.
En esta historieta lo que interesa es que descubran MAMÍFEROS IBÉRICOS POCO CONOCIDOS, para ello les he asignado un nombre en clave de mamífero. Dentro de dos meses los cambiaríamos por otros de: peces, aves, reptiles, insectos o árboles. 

     Como actividad podrían elaborar una FICHA: foto, nombre común y científico, descripción, hábitat, alimentación, lugar que ocupa en la pirámide trófica, sus enemigos, dónde vive, crías, etc. Cada uno puede explicar su animal a los demás y estaría bien que durante un tiempo se expusieran en la clase o en el pasillo para que todos se familiarizaran con ellos.
No sería mala idea que cada uno tenga un CUADERNO DE CAMPO y que escriba todo lo que descubra sobre animales, plantas, meteorología, mar… Pueden dibujar o pegar fotografías de revistas o plumas, hojas…, o guardar en una cajita minerales, fósiles… ¿Por qué no tener un AZ en clase que fuera el cuaderno de campo donde todos hicieran aportaciones? En otoño es fácil encontrar hojas caídas, dibujarlas, identificar el árbol, qué frutos da, cómo se llama el conjunto de esos árboles (sustantivos colectivos), etc. 
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Pequeñas espías cifrando mensajes secretos
 Entrenando para espías

Cuando Cristina anunció que el lunes vendría alguien a dar una clase especial, lo que menos se imaginaban los alumnos es que fuera sobre espionaje; pero es que su maestra se salía de lo común y, de ella, podían esperarse cualquier cosa.
— ¿Adivináis quién ha venido hoy? —preguntó la señorita mientras abría la puerta al invitado.
— ¡An-to-nio!, ¡An-to-nio! —gritaron eufóricos los alumnos porque las actividades con él siempre resultaban interesantes y divertidas.
— ¡Hola, chicos! —saludó sonriendo—. Mira que sois escandalosos.
—Callad un poco, o mejor un mucho; y prestad atención, por favor —pidió Cristina.
—Comando Lobo, pronto entraréis en acción y debéis estar preparados —anunció muy serio Antonio—. Cristina y yo os entrenaremos para que seáis auténticos agentes especiales.
— ¿Por qué somos especiales? —preguntó JULIA con curiosidad.
—Porque aprenderéis técnicas que los demás niños desconocen, sabréis muchas cosas y  defenderéis la naturaleza. Cuando uno destacada por saber mucho o defender algo es especial.  ¿Preparados para ser agentes del Comando Lobo?
— ¡Sí!  —aceptaron ilusionados—. ¡Qué guay!
—Pero nosotros somos pequeños —objetó LAIA un poco incrédula. 
—Es verdad. Ser joven es una ventaja porque estáis a tiempo de aprender muchísimo y, además, ¿quién pensará que un niño es un espía?
— ¿Qué nos enseñaréis? —quiso saber DALILA.
—Muchas cosas. Cristina os explicará todo lo que necesitáis saber para vuestras misiones: matemáticas, geografía, ciencias, inglés…  
—Vaya rollo… —se quejó JAIME.
—Si tienes una misión en Canadá, ¿cómo irás hasta allí si no sabes dónde está? —dijo CAROLINA acordándose de sus viajes.
—Imagina que un traficante lleva 323 contenedores con 127 loros cada uno, ¿cómo sabrás cuántos loros hay sin saber multiplicar? ¿Supongo que no se lo preguntarás a él? —se burló JULIO.
— ¿Qué harás si el malo habla inglés? —lo desafió VÍCTOR.
—Pues fácil; le digo que traduzca, ja, ja, ja —bromeó JAIME—. Aunque sí, lo mejor es saber de todo —reconoció luego.
—Es muy necesario que estéis en forma: haced deporte, alimentaos bien y dormid ocho o nueve horas cada día. A los cansados o debiluchos se les escapan los malos y les adelantaría… ¡hasta una tortuga coja!
— ¡Ja, ja, ja! —Se reían todos imaginando a la tortuga con bastón pasando por encima de uno adormilado.
—Cuando estemos en misiones especiales os identificaréis con el carnet de Agente Especial que os ha entregado Cristina y usaremos nombres en clave y contraseñas. Os enseñaré a mandar mensajes secretos y a descifrarlos, de esta forma, el enemigo no se enterará de nada aunque lo intercepte.
— ¡Vaya, esto sí que es interesante! —exclamó DAVID emocionado
—Vuestros primeros nombres en clave serán de mamíferos de península Ibérica. Todos sabéis qué es un elefante y una jirafa, pero ¿quién sabe qué es una gineta o un desmán?
—Yo no, ni idea —reconocían avergonzados.
—Da un poco de pena que conozcáis los animales de África y no sepáis cuáles son los de España. Por eso vais a investigarlos, algunos son un poco misteriosos, pero vosotros descubriréis todas sus habilidades y aprenderéis de ellos (cuaderno de campo). Los murciélagos son ciegos, en cambio, vuelan y oyen de maravilla; los topos, cavan túneles; las ginetas son muy ágiles; los gatos monteses acechan como un felino en miniatura… —les explicaba Cristina.
Antonio sacó una cajita llena de papeles en los que había escrito el nombre de un animal.
—Haremos un sorteo y el mamífero que cada uno escoja será su nombre en clave. Por favor, SUSANA, ¿quieres hacer de secretaria y anotar los resultados?  Empecemos.
—Yo soy Erizo —anunció IKER—. ¿Y tú, ELENA?
—Pues yo, Garduña. ¿Qué bicho es ese?
—Uno extraterrestre… —le contestó muy intrigante Cristina—. Tendrás que averiguarlo.
—A mí, me ha salido Rebeco —explicó IVÁN—. ¿Cómo es un rebeco?
Cada alumno fue desvelando su nombre para que los demás supieran cómo llamarlos durante las misiones. Luego Cristina les entregó una fotocopia de la lista realizada por SUSANA.
Ardilla                       ISABELLA
Armiño                      DAVID
Cabra montés            DALILA
Castor                        ERICK
Ciervo                       SUSANA
Comadreja                LAIA
Corzo                        JULIA
Erizo                         IKER
Gamo                        NORA
Garduña                    ELENA
Gato montés             JULIO
Gineta                       YASSMIN
Liebre                       SUSI
Lince                        JAIME
Lirón careto             AMIR
Marta                       CAROLINA
Murciélago              CÉSAR
Meloncillo               LAURA
Nutria                      AURORA
Ratón de campo      VÍCTOR
Rebeco                    IVÁN
Tejón                       TAREK
Topo                        BLANCA
Turón                       ÁLEX
Visón europeo         SOFÍA
Zorro                       ALBERTO
(Otros: rata de agua, hurón, musaraña, musgaño, conejo, oso, topillo, foca, delfín)
—Antonio, ¿cómo te llamarás, tú? —preguntó SUSI.
—En todas las manadas de lobos hay una pareja que son los jefes, ellos son los únicos que pueden tener crías y guían a los demás en la caza. Esos lobos se llaman alfa. Cristina y yo seremos Loba Alfa y Lobo Alfa.
—Entonces, ¿cómo va esto?, ¿la llamo señorita Cristina Loba Alfa? —dijo TAREK
—Nooo, solo Loba Alfa. ¡Mira que eres animal! —exclamó  ERICK.
—Pues sí, ahora soy un tejón,  ja, ja, ja —le confirmó TAREK con guasa.
—Mira que eres tejón, ja, ja, ja —bromeó ERICK.
—Es como en las películas, se dice: «Aquí Turón llamando a Loba Alfa, ¿me recibes?» —les aclaró NORA.
— ¿Qué es eso de zurrón? —preguntó ALBERTO un poco confundido.
—Zurrón, no, es Turón. ¡Qué cazurro! —contestó ÁLEX que era Turón en nombre clave.
—Cazurro, no. Mejor, cazaturón. Ja, ja, ja —le rectificó ALBERTO, el Zorro.
—A mí, no me caces, ¿eh? —dijo Turón (ÁLEX). Y Turón se fue corriendo y Zorro detrás persiguiéndolo y riéndose.
—Aquí Lobo Alfa llamando al Comando Lobo, ¿me recibís?
—Sííí.
—Vamos a descifrar mensajes —propuso Antonio mientras escribía  xkhviyk gkwk lnzlvnvyk lvnv gv vxxdki en la pizarra—. ¿Alguien sabe lo que pone?
—No se puede leer, no significa nada —se quejó SOFÍA con desilusión.
—Eso es porque es un mensaje secreto y está cifrado. Cifrar es escribir una frase en un código secreto y descifrar, leerla. Todo el mundo a fabricar una máquina de cifrar y descifrar mensajes. Coged una libreta con hojas cuadriculadas y ponedla apaisada.
—Supongo que os acordáis del alfabeto, ¿no? A, b, c —recitaba Cristina
—A, b, c, d, e, f, g, h, i, j, k, l, m, n, ñ, o, p, q, r, s, t, u, v, w, x, y, z —continuó NORA que se lo sabía de carrerilla.
—Escribid el alfabeto, pero una letra en cada cuadrito, cuando lleguéis a la “Z” volvéis a empezar con la “A” hasta llegar a la “J”. Luego, escribís otro alfabeto al final de la hoja y lo recortáis. Quedará así—. Les mostró Cristina. 
  —Decidme un número entre el dos y el diez —pidió Antonio.
—Cinco, que es un número muy bonito —propuso YASSMIN.
—Gracias, YASSMIN. Tachad los cuadros de las cinco primeras letras  (A, B, C, D, E) y los de debajo. Colocad el alfabeto que habíais recortado a partir del siguiente cuadrito. 
—Escribid “ANTONIO”, ya sabéis: una letra en cada cuadrito. Buscamos la “A” en el alfabeto de arriba y miramos qué letra tiene debajo: la “V”. Escribimos “V” debajo de la “A” de Antonio. Ahora, en la siguiente, cambiamos la “N” por la “I”, y así todas. Quedará: “VIOKIDK”. 
 — ¡Qué raro es esto! —dijo LAURA—. ¿No te parece extraño, AMIR?
— ¡Pues, claro, es un código secreto!
Para cifrar los números Cristina dibujó unos signos. 


—A ver quién descifra el mensaje que he traído —les retó Antonio—, mientras escribía en la pizarra: xkhviyk gkwk lnzlvnvyk lvnv gv vxxdki. Ahora, se hace al revés: hay que cambiar las letras de abajo por las de arriba, la “Z” será una “E”.
La clase se quedó en silencio; estaban concentrados intentando desvelar el significado de aquella fila de letras.
—Dice: ¡Comando lobo, preparado para la acción! —exclamó BLANCA la mar de contenta.
—Pues sí, «Comando lobo, preparado para la acción» — confirmó Cristina, satisfecha de sus chicos.
—Espero que hagáis prácticas en casa o en el recreo porque lo vais a necesitar —les aconsejó Antonio—. ISABELLA, tú decidirás en cada misión los números secretos para cifrar los mensajes; y tú, CÉSAR, las contraseñas ¿de acuerdo?
—Vale —asintieron orgullosos de desempeñar el cargo de guardianes de contraseñas y números clave.
—Decidme muy bajito a la oreja un número y una palabra de contraseña. —CÉSAR y ISABELLA le susurraron algo al oído y volvieron a sentarse en su pupitre—. Hasta pronto, amigos —se despidió Antonio.
Los chicos salieron al patio y estuvieron jugando a espías mandándose mensajes. Era divertido cifrar y descifrar. Durante toda la semana, los alumnos de otras clases querían saber qué tramaban, pero no podían contarlo, era un secreto. 
Entrenando para espía: cifrando y descifrando mensajes

El viernes un mensajero interrumpió la clase de Ciencias preguntando por la señora Cristina.
—Traigo una carta urgente —anunció—, han pedido que se la entregue esta mañana sin falta.
La señorita cogió el sobre rojo, le dio las gracias y el hombre se marchó sin explicar nada más.
—Es un mensaje para vosotros —dijo Cristina—. ISABELLA, por favor, ¿cuál era el número clave para cifrar los mensajes?, el que le diste a Antonio.
—Era el ocho.
—A ver qué tal se os da descifrarlo —Y les pasó el folio con un lío de letras: ealahf iwjjh lstsvh s dsl tatdahmwus.


—Ya lo tengo: sábado, misión perro, seis, biblioteca —susurró AURORA como se susurran los secretos.
—Creo que tenéis una misión… Ya sabéis: el sábado a las seis os esperamos en la biblioteca. CÉSAR, por favor, ¿cuál es la contraseña?
—Gaviota.
—De acuerdo. Recordadla bien. Nos vemos mañana —se despidió Cristina.
Cada uno se fue a casa con una extraña sensación, ¿eran nervios?, ¿era ilusión?, ¿era impaciencia?, esta mezcla de emociones quizás se parecía a un estuche lleno de lápices de colores todos revueltos.
No puedo contaros nada más, el próximo día sabremos en qué consistió la nueva aventura del Comando Lobo. Continua en Peligro: veneno en el parque
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Gracias a los fotógrafos de Pixabay que ceden sus fotografías gratuitamente.
 

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